¡Quiere, y podrás!, PDF, William, Atkinson

No existe forma de actividad mental tan universal en sus manifestaciones visibles como la que lleva el nombre de Voluntad y, por otra parte, no hay nada tan generalmente mal comprendido y tan poco comprendido como la Voluntad.

Cuando nos ponemos a considerar la naturaleza de la Voluntad, nos encontramos frente a un cúmulo de definiciones, teorías y creencias.

En efecto, casi puede asegurarse que para todos y cada uno de los individuos la palabra Voluntad tiene una significación diferente o una diferente gradación de significación.

Pregúntese uno a sí mismo lo que quiere expresar cuando dice «la Voluntad», y pregúntele después a unas cuantas personas; se sorprenderá cuando vea cuán grandemente varían las respuestas y definiciones.

Deseo, pretensión y voluntad, son estados mentales que conoce todo el mundo, y no existe definición que pueda hacerlas más claras. Deseamos sentir, hacer o tener una multitud de cosas que en el momento no sentimos, hacemos o tenemos.

Siendo el Deseo el primer escalón de la Voluntad y precedente a sus actividades, es de gran importancia el que se aprenda a estimular o desechar los deseos, según su naturaleza.

Deseos que no proporcionan la más alta satisfacción, el cumplimiento del deber y el merecido goce, deben repelerse. Los deseos que nos lleven a lo que es mejor, deben cultivarse. Un deseo se estimula dirigiendo atención e interés al objeto que la causa,

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