
¿Alguna vez te has sentido presionado por encajar en un grupo o por agradar a alguien que no te valora? ¿Has tenido que fingir ser alguien que no eres para evitar el rechazo o el conflicto?
Si la respuesta es sí, quizás te convenga recordar esta frase popular: “no soy monedita de oro, pa’ caerle bien a todos”. Esta expresión se usa para mostrar seguridad en uno mismo y desinterés por la opinión ajena. Pero ¿sabes de dónde viene y qué significa realmente? En este artículo te lo contamos.
El origen del dicho
El origen de este dicho se remonta a una canción escrita por Cuco Sánchez en 1954. Cuco Sánchez fue un cantante y compositor mexicano, conocido por sus canciones rancheras y sus boleros. Entre sus obras más famosas se encuentran «Fallaste corazón», «Anillo de compromiso» y «No soy monedita de oro».
Esta última canción habla de una persona que se acepta y se presume tal como es, con sus defectos y sus virtudes, y que no le importa lo que digan los demás. La letra dice así:
No soy monedita de oro
Pa’ caerle bien a todos
Así nací y así soy
Si no me quieren ni modo
No tengo la culpa yo
De ser como soy
Ni tú tienes la culpa
De ser como eres
Si me quieres querer
Quiéreme como soy
No me quieras cambiar
Que así me hizo Dios
Esta canción se convirtió en un éxito y fue interpretada por muchos otros artistas de la música regional mexicana, como Vicente Fernández, Pedro Infante y Lucha Villa. Así, la frase «No soy monedita de oro» se popularizó y se incorporó al lenguaje cotidiano como un dicho.
El significado del dicho
El significado de este dicho es que no podemos ser del agrado de todos, porque cada persona tiene sus propias preferencias y opiniones. Una moneda de oro es algo que todo el mundo querría tener, porque tiene un gran valor y no tiene defectos. Sin embargo, las personas no somos así. Somos seres humanos con cualidades y defectos, con personalidades y valores diferentes.
Por eso, no tiene sentido tratar de cambiar nuestra esencia para caerle bien a todo el mundo. Eso solo nos haría perder nuestra identidad y nuestra autoestima. Lo mejor es ser auténticos y fieles a nosotros mismos, y buscar la compañía de personas que nos acepten y nos aprecien por lo que somos.
Este dicho también implica una actitud de seguridad y confianza en uno mismo. Quien dice «No soy monedita de oro» no se deja afectar por las críticas o los rechazos de los demás. Sabe que su valor no depende de la opinión ajena, sino de su propia autoestima. Por eso, no le da importancia al qué dirán, sino que vive según sus propios principios.
La moraleja del dicho
La moraleja de este dicho es que debemos querernos y respetarnos tal como somos, sin pretender ser perfectos ni complacer a todos. Debemos reconocer nuestras fortalezas y nuestras debilidades, y trabajar para mejorar cada día.
Debemos ser honestos y sinceros con nosotros mismos y con los demás. Al recordar que no eres una moneda de oro, te liberas de la presión de gustarle a todo el mundo y te aceptas con tu propio valor.
También debemos ser tolerantes y respetuosos con las diferencias de los demás. No debemos juzgar ni criticar a las personas por su forma de ser o de pensar. Debemos aceptar que cada uno tiene su propia personalidad y sus propios valores. Debemos aprender a convivir en armonía y en diversidad.
Para concluir:
Tenemos que buscar la felicidad en nosotros mismos y en las personas que nos quieren. No debemos depender de la aprobación o el aplauso de los demás. No debemos dejar que nadie nos haga sentir menos o nos quite la ilusión. Recordemos que no somos una moneda de oro para gustar a todos, pero somos una joya única e irrepetible para quienes nos valoran.