¿Por qué la culpa no es del político, sino tuya?

Muchas veces nos quejamos de los políticos que nos gobiernan, de sus mentiras, de sus corrupciones, de sus abusos de poder. Pero, ¿alguna vez nos hemos preguntado si nosotros tenemos algo que ver con la situación que vivimos?

¿Somos conscientes de cómo nos manipulan y cómo les permitimos que lo hagan? ¿Nos valoramos lo suficiente como para exigir nuestros derechos y defender nuestros intereses? En este artículo, vamos a analizar por qué la culpa no es del político, sino tuya.

Los políticos saben cómo manipular tus emociones

Los políticos no son tontos. Saben muy bien cómo funciona la mente humana y cómo influir en ella. Estudian las técnicas de manipulación psicológica y las emplean sin compasión para alcanzar sus objetivos. Algunas de estas técnicas son:

  • El miedo: Los políticos utilizan el miedo para crear una sensación de amenaza y urgencia en la población. Así, consiguen que la gente se sienta vulnerable y dependiente de ellos, y que acepte medidas restrictivas o autoritarias sin cuestionarlas. Por ejemplo, el miedo a la violencia, a la pobreza, a la enfermedad, al extranjero, etc.
  • La culpa: Los políticos utilizan la culpa para generar un sentimiento de responsabilidad y obligación en la población. Así, consiguen que la gente se sienta culpable de lo que pasa y que se someta a sus exigencias o demandas. Por ejemplo, la culpa por no haber votado, por no haber hecho lo suficiente, por ser egoísta, por no ser solidario, etc.
  • La ilusión: Los políticos utilizan la ilusión para crear una expectativa positiva y motivadora en la población. Así, consiguen que la gente se sienta esperanzada y confiada en ellos, y que les apoye o les siga ciegamente. Por ejemplo, la ilusión por un cambio, por un futuro mejor, por una solución mágica, por un líder carismático, etc.

La gente no aprende a defenderse de la manipulación

A pesar de que los políticos usan estas técnicas de manipulación desde hace mucho tiempo, la gente no aprende a defenderse de ellas. Al contrario, cada día cae con mayor facilidad en sus trampas. ¿Por qué? Algunas posibles razones son:

  • La falta de educación: La gente no recibe una educación crítica y reflexiva que le enseñe a pensar por sí misma y a cuestionar lo que le dicen. Al contrario, recibe una educación pasiva y conformista que le enseña a obedecer y a repetir lo que le dicen.
  • La falta de información: La gente no tiene acceso a una información veraz y plural que le permita contrastar diferentes puntos de vista y formarse su propia opinión. Al contrario, tiene acceso a una información sesgada y manipulada que le impone una sola versión de los hechos.
  • La falta de participación: La gente no tiene oportunidades reales de participar en la vida política y social que le afecta. Al contrario, tiene limitadas opciones de elegir entre unos pocos candidatos o partidos que representan los mismos intereses.

La gente que no se valora vende su voto

Otro problema es la gente que no se valora a sí misma ni a su voto. Esta gente se deja comprar por los políticos con promesas falsas, regalos baratos o favores personales. Así, renuncia a su poder como ciudadano y se convierte en un instrumento al servicio de los políticos. Algunos ejemplos son:

  • La gente que vende su voto por dinero: Esta gente se deja sobornar por los políticos con cantidades irrisorias de dinero que no solucionan sus problemas reales. Así, pierde su dignidad y su libertad como persona.
  • La gente que vende su voto por un saludo o una comida: Esta gente se deja seducir por los políticos con gestos superficiales o simbólicos que no implican ningún compromiso real. Así, pierde su respeto y su confianza como ciudadano.
  • La gente que vende su voto por miedo o por conveniencia: Esta gente se deja intimidar o persuadir por los políticos con amenazas o beneficios que no son justos ni legítimos. Así, pierde su conciencia y su responsabilidad como miembro de la sociedad.

Los políticos siembran odio y polarizan el país

Finalmente, otro problema es que los políticos siembran odio y polarizan el país. Los políticos no buscan el bien común ni el diálogo entre las diferentes partes. Al contrario, buscan el beneficio propio y el enfrentamiento entre las diferentes partes. Para ello, usan el arte de la guerra: divide y vencerás. Algunas de sus estrategias son:

  • El enemigo externo: Los políticos crean un enemigo externo que sirva como chivo expiatorio de todos los males del país. Así, consiguen desviar la atención de sus propios errores y generar una falsa unidad nacional basada en el rechazo al otro. Por ejemplo, el enemigo puede ser otro país, una organización internacional, una ideología, una religión, etc.
  • El enemigo interno: Los políticos crean un enemigo interno que sirva como rival o competidor de su propio grupo. Así, consiguen dividir al país en bandos irreconciliables y generar una falsa identidad grupal basada en el odio al otro. Por ejemplo, el enemigo puede ser otro partido, otra región, otra clase social, otra etnia, etc.
  • El falso dilema: Los políticos plantean un falso dilema que sirva como excusa para imponer su propia agenda. Así, consiguen eliminar las opciones intermedias o alternativas y generar una falsa disyuntiva basada en el miedo o la ilusión. Por ejemplo, el falso dilema puede ser entre la guerra o la paz, entre el progreso o el atraso, entre la libertad o la opresión, etc.

Conclusión:

En conclusión, podemos decir que la culpa no es del político, sino tuya. Tuya por dejar que los políticos te manipulen tus emociones, tuya por no aprender a defenderte de la manipulación, tuya por no valorarte y vender tu voto, tuya por permitir que los políticos siembren odio y polaricen el país.

Pero también es tuya la solución. Tuya por despertar tu pensamiento crítico y reflexivo, tuya por buscar información veraz y plural, tuya por participar activamente en la vida política y social, tuya por respetar y dialogar con los demás. Solo así podrás recuperar tu poder como ciudadano y cambiar la situación que vivimos.

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