
Que aceptes que no le vas a gustar a todo el mundo, igual que todo el mundo no te gusta a ti. Y eso no es porque no dominas bien «un método» de seducción; sino porque es sencillamente una ley natural, más natural incluso que el agua mineral.
Habrá personas a las que no les parecerás suficiente a nivel sexual, emocional o racional para que acepten, en ese momento, las distintas propuestas que les hagas: iniciar una conversación, darse una forma de contacto para volver a verse; besarse, tener sexo, repetir sexo, mantener una relación sexual estable, conocer tu mundo y a tu gente, ser una pareja formal, tener hijos o retomar una relación.
Nacemos sexuados y nuestra cultura lleva mucho tiempo estática respecto a los roles de género. Pero estamos viviendo un momento único en la historia en el que la relación entre hombres y mujeres está cambiando. Vivimos con mucha mayor libertad nuestra sexualidad, tengamos la orientación sexual particular que sea; y lo fulgurante del cambio nos tiene muy desorientados a hombres y a mujeres respecto a la posición que hay que tomar en el cortejo. Pero seguimos atrayéndonos y necesitándonos.
Estamos, a día de hoy, creando la nueva conducta de la atracción y la estimulación adaptada a las nuevas necesidades. Por la gente que viene a nuestros talleres, comprobamos contradicciones entre la actitud que se tiene ante la vida; y la actitud que se tiene en el cortejo, por ejemplo, a la hora de tomar la iniciativa. Ni las mujeres saben qué hacer si les atrae un hombre, ni un hombre sabe qué tiene que hacer ante la nueva mujer de hoy.