
Estamos en la era del conocimiento en la que el talento ocupa un lugar apreciable. La búsqueda y gestión del talento se convierte en un punto clave. Dios te ha dado algo, habilidades, dones y talentos, un algo que puede exaltar a otros.
La parábola de los talentos que analizaremos en el artículo es lo que nos va a enseñar. Asimismo, su saber primordial es que depende de ti que en el futuro aumenten las bendiciones de Dios sobre tu vida o disminuyan.
En buena medida el talento es una cuestión de insistencia. Enterrar un tesoro es una forma de abuso, y conduce a una manera de herirnos por causa de la negación a desarrollar los talentos de las personas.
El talento debe ser visto como el ingrediente más indispensable para el éxito, pero el éxito también depende de cómo se gestiona esa aptitud de competencia. Porque el talento es el primer paso para emprender.
El talento es un tesoro y vale mucho. Cada día ¡más! Todos tenemos un talento. El talento es como la electricidad. No entendemos la electricidad, pero la usamos. Puede ser que tengamos más de un talento.
Pero nadie, absolutamente nadie, tiene todos los talentos. El talento es parte de lo que somos. Y si elegimos un negocio o una carrera alineada con nuestra capacidad, entonces será mucho más fácil para nosotros encontrar el éxito allí, destacar, vender y crecer.
El talento suele estar asociado a la habilidad innata y a la creación. La capacidad debe ser vista como el ingrediente más indispensable para el éxito, pero el éxito también depende de cómo se gestiona ese talento. La verdad es que todos nosotros alcanzamos el mayor éxito y felicidad posible siempre que utilizamos nuestras capacidades innatas en su mayor medida.
El talento para ser feliz por ejemplo es, apreciar lo que tienes, en lugar de lo que no tienes. Por eso el satisfacer el deseo de Dios, toma diferentes formas para cada uno de nosotros, tanto como nuestras bendiciones y situaciones varían…
Fray Enrique Arenas Molina, OAR
Rector Uniagustiniana.
