
Hoy en día el mundo necesita líderes, líderes que sean capaces no solo de dirigir. De orientar a la gente, sino líderes que sean capaces de influir en las personas. Que sepan transmitir un mensaje ético, de comunicar lo importante que es trabajar juntos para construir un mundo mejor.
Cuánto tiempo dedicamos a hablar diariamente, cuántos años llevamos usando la voz como nuestro principal instrumento de comunicación. Cuántas veces hemos oído que nuestra capacidad de hablar es lo que nos distingue como seres humanos. Y sin embargo apenas somos conscientes de la forma en que nos expresamos, no somos conscientes de nuestra entonación.
Pero si tú estás pensando en convertirte en orador profesional. O si lo que quieres es aprender a vender realmente un concepto, convenciendo y persuadiendo a quienes te escuchan. Es fundamental que comiences a poner atención a la forma en que manejas la voz.
Ante todo piensa que la oratoria es como una réplica de la vida, imagínate qué pasaría si tu vida estuviera siempre llena de emociones fuertes. Si cada vez que salieras de tu casa estuvieras a punto de ser atropellado por un coche. O que de repente fuera a caerte un piano en la cabeza. Luego del tercer incidente tu cerebro ya se habría preparado y las situaciones de riesgo dejarían de causarte emoción.
Sin embargo, la vida real no es así, de repente puedes estar completamente tranquilo en tu trabajo. Y tu jefe te llama para decirte que te has ganado un ascenso y eso te llena de alegría. O todo lo contrario, puede ser que te enteres de la muerte de un ser querido y de repente caigas en la tristeza.
En estos casos tus emociones cambian de inmediato porque no estás preparado para recibir esas ¡ noticias. Y así la vida como la oratoria tiene momentos altos y momentos bajos.
Si al cerebro, le hablas todo el tiempo con una gran intensidad en la voz. Como sucedía con los oradores profesionales de los ochenta que se la pasaban todo el tiempo gritando, después de 20 minutos te dice ¡cállate! Porque si tú traes al cerebro todo el tiempo así, se vuelve loco. Y entonces se desconecta.
