
Estos discursos, los primeros que Osho dio después de ser arrestado en Creta (Grecia), se cuentan entre las “joyas ocultas” del sannyas.
Fueron pronunciados ante un grupo muy pequeño de discípulos y por eso son únicos, sin igual, históricos… y casi desconocidos.
El encuentro se produjo en Punta del Este, la meca del juego y del turismo recreativo de Sudamérica, después de que a Osho se le
negasen visados de entrada para una estancia de tan sólo dos semanas en los países europeos que más se enorgullecen de su amor a la libertad, de su libertad de prensa y de sus supuestas democracias.
Osho, arriesgándolo todo, nos demostró que estas pretensiones de democracia simplemente no son verdad. Suiza y Suecia le rechazaron, literalmente, a punta de pistola. Fue arrestado y detenido en Inglaterra, y se le obligó a desaparecer en la campiña irlandesa durante varias semanas mientras se hacían los preparativos para continuar viaje a otro país.
Finalmente, los que estábamos con él entendimos la clave de la situación. Nos estaba mostrando que el mundo “libre” no es libre. Que la libertad de opinión es un eufemismo utilizado por los últimos eslabones de la milenaria cadena de políticos mentirosos y por sus “electorados” esclavizados.
Osho nunca había hablado de tantas cosas con tan poca gente desde que aquellos primeros días, poco después de que se supiera que estaba iluminado.
Swami Dhyan Yogi.