Manual de comunicación no sexista, PDF

Manual de comunicación no sexista, Hacia un lenguaje más incluyente. La autora de este manual: Claudia Guichar Bello, es una excelente profesional.

El lenguaje expresa una compleja trama de dimensiones humanas, que van desde lo cotidiano y práctico hasta lo simbólico. Abarca sentimientos, mandatos, experiencias, circunstancias históricas y situaciones actuales

En el lenguaje también se manifiestan las asimetrías, las desigualdades y las brechas entre los sexos.

En las sociedades patriarcales, el lenguaje está plagado de androcentrismo, que se manifiesta en el uso del masculino como genérico. Lo que produce un conocimiento sesgado de la realidad, coadyuvando a la invisibilidad y la exclusión de las mujeres en todos los ámbitos.

El sexismo se observa en el uso diferenciado en los tratamientos, en los usos de cortesía. En la enorme cantidad de formas peyorativas que existen para nombrar a las mujeres.

Reconociendo que las sociedades se integran por hombres y mujeres, no es incorrecto ni redundante nombrar en femenino y en masculino. Una sociedad democrática requiere de un lenguaje incluyente, donde mujeres y hombres se visibilicen.

La exclusión de las mujeres del lenguaje es el correlato de su exclusión de espacios relevantes de la vida social. Y aún más, se envía otro mensaje asociado al anterior: el varón es la medida de lo humano. Por eso lo humano se nombra en masculino.

Por mucho tiempo, la sociedad justificó las relaciones desiguales, entre mujeres y hombres, usando una cuestión meramente biológica. El sexo, hecho mediante el cual se explicó la división de los seres humanos en hombres y mujeres.

Esta naturaleza confinó a las mujeres al ámbito privado, a las actividades del hogar, a la atención de hijos e hijas, y justificó que fueran relegadas de los espacios públicos, de las universidades, de ejercer todo tipo de profesiones y de la capacidad de decidir sobre sí mismas.

En todas las naciones, los factores más importantes que han impedido la capacidad de la mujer para participar en la vida pública han sido los valores culturales y las creencias religiosas, la falta de servicios y el hecho de que el hombre no ha participado en la organización del hogar ni en el cuidado y la crianza de los hijos.

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