Tratar de dar una definición del amor resulta muy difícil y complicado. De allí que muchos estudiosos han evitado hacerlo. Sin embargo, existen algunos que lo han intentado y lo definen como el conjunto de pensamientos, sentimientos y acciones. Que se asocian con un deseo de iniciar o mantener una relación íntima.

Parece ser que antes de que una persona se fije en otra, ya ha construido un mapa mental, un molde completo de circuitos cerebrales. Que determinan lo que le hará enamorarse de una persona y no de otra.
El sexólogo Money, considera que los niños desarrollan esos mapas entre los 5 y 8 años de edad. Como resultado de asociaciones con miembros de su familia, con amigos, con experiencias y hechos fortuitos.
Así pues antes de que el verdadero amor llame a nuestra puerta, el sujeto ya ha elaborado los rasgos esenciales de la persona ideal a quien amar.
La química del amor es una expresión acertada. En la cascada de reacciones emocionales hay electricidad y química. Ellas son las que hacen que una pasión amorosa descontrole nuestra vida y ellas son las que explican buena parte de los signos del enamoramiento.
Cuando se encuentra a la persona deseada se dispara la señal de alarma y el organismo entra entonces en ebullición. A través del sistema nervioso, el hipotálamo envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo. Ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina.
Amor fatuo o falso: pasión más compromiso, noviazgo relámpago y boda antes de que se desarrolle la intimidad, lo cual suele conllevar al fracaso, pues, como sentenciaba De Guevara «los que se enamoran muy de prisa suelen aborrecerse muy despacio».
Existen además de los amores adictivos otros también patológicos profesados principalmente por el hombre y que serían el preámbulo de una relación violenta. La manipulación emocional o el chantaje es uno de los aspectos centrales de este tipo de amor patológico…
Fuente: Oscar Vela Miranda
Universidad César Vallejo – Piura