
Este libro se ha escrito para los descontentos inteligentes. Es decir, para todos aquellos que, estando inconformes con su modo de ser actual, piensan que debe existir alguna manera de modificar sustantivamente su personalidad.
Para los que anhelan respirar hondamente sin trabas interiores, que desean comprender el sentido de la propia vida. Y que son capaces de luchar para llegar a vivirla de un modo total.
La eficacia de cuantas técnicas aquí se expone, se sacaron en su mayor parte de la tradición oriental. se ha demostrada por los millares de personas, que desde tiempo inmemorial se han beneficiado de las mismas.
Muchas de las técnicas de Oriente, no obstante, son aquí, en nuestra cultura occidental, escasamente conocidas. Por lo que es inevitable que parezcan, sobre todo al principio, algo extrañas y desproporcionadas a los efectos que se afirman producir.
El ser humano, en efecto, es naturalmente creador. Del mismo modo que lo es en grado sumo la Vida de la cual él es una elevada expresión.
La capacidad creadora se manifiesta en toda acción, que el hombre ejecuta con la plenitud de todo su ser. Con la sinceridad, espontaneidad y totalidad de un alma despierta y sencilla. La creación se produce entonces de un modo tan natural como la salida y la puesta del sol.
Pero lo que el hombre es de un modo natural puede quedar frustrado de un modo artificial. Múltiples factores vienen a interponerse de hecho entre su impulso y su acción, creando un velo de confusión en su mente. Factores que encierran artificiosamente la mente humana dentro de minúsculos círculos cerrados. En los que sólo impera el hábito, la rutina y el más absoluto automatismo.
El hombre padece, se queja, se rebela, protesta y busca frenéticamente una solución que le permita recuperar su sensación interna de libertad. Y alcanzar un estado de auténtica plenitud.