Esa luz en uno mismo, un libro que describe las consecuencias de una conciencia fragmentada

Esa luz en uno mismo, PDF, Krishnamurti

No se puede cambiar al mundo con buenas intenciones. Debemos ser esa luz en uno mismo, para iluminar a los demás, tu conocimiento interior; Te desarrollará en una nueva conciencia, que es la única forma de contribuir con buenas obras a la sociedad.

Tener una nueva conciencia, y una moral completamente nueva, es la base para lograr un cambio esencial; que haga una contribución positiva a la estructura cultural y social.

Evidentemente, la izquierda, la derecha, y esos partidos revolucionarios parecen ignorarlo. Las diversas doctrinas e ideologías forman parte de la vieja conciencia; todas adaptadas a sus propias ideas, pero lo único que hacen es dividir y provocar desconcierto.

Es evidente que se necesita un cambio profundo, en la parte social, económica y moral; pero el problema es que la respuesta viene de la misma vieja conciencia, del mismo pensamiento.

El desorden, la confusión y la aflicción en que los seres humanos se han sumido, están dentro del área de la vieja conciencia; y si eso no cambia profundamente, cualquier actividad humana, política, económica o religiosa, sólo nos conducirá a la destrucción tanto mutua como de la tierra. Esto es muy obvio para las personas sensatas.

La moralidad no está hecha por el pensamiento

Uno tiene que ser una luz para sí mismo, esta luz es la ley, no hay otra cosa; todas las demás leyes están hechas por el pensamiento y, por consiguiente, son fragmentarias y contradictorias.

Ser una luz para sí mismo significa no seguir la luz de otro, por muy razonable, lógica, histórica y convincente que sea. Usted no puede ser una luz para sí mismo si se ampara en las oscuras sombras de la autoridad, del dogma, de la conclusión.

La moralidad no está hecha por el pensamiento; no es consecuencia de la presión ambiental; no es del ayer, de la tradición. La moralidad es hija del amor y el amor no es deseo y placer. El goce sexual o sensorial no es amor.

La libertad es ser una luz para sí mismo; entonces no es una abstracción, algo ingeniado por el pensamiento. La verdadera libertad es ser libre de la dependencia, del apego, del afán de experiencia. Ser libre de la estructura misma del El pensamiento es ser una luz para sí.

Los principios de la meditación

Esa luz en uno mismo, principios de la motivación

La meditación no es algo que usted haga. La meditación es un movimiento de penetración en toda la cuestión de nuestro vivir: cómo vivimos, cómo nos comportamos, si tenemos miedos, ansiedades, aflicciones; si estamos perpetuamente buscando placer; si hemos creado imágenes de nosotros mismos y de los demás.

Todo eso forma parte de nuestra vida, y al comprender esa vida y las diversas cuestiones que conlleva; liberándonos efectivamente de ellas, indagamos en lo que es la meditación.

La acción misma de colocar las cosas en su justo lugar es el principio de la meditación. Si no hemos hecho eso, no teórica sino realmente la vida diaria, en cada momento de nuestras vidas; entonces la meditación se convierte en otra forma de ilusión, de plegaria, de querer algo.

La mayoría de nosotros tiene miedo de actuar, porque estamos confusos, somos desordenados, contradictorios y desdichados. A pesar de esta confusión, de este desorden, confiamos en que pueda darse algún tipo de claridad; una claridad que no provenga de otro, que no pueda nublarse nunca, que no sea ni otorgada, ni inducida, ni capaz de sernos arrebatada; una claridad que se mantenga sin ningún esfuerzo de la voluntad, sin ningún motivo, que no·. tenga fin y, por consiguiente, tampoco· principio.

La palabra, meditación, ha sido bastante corrompida, manchada, al igual que la palabra amor. Pero es una palabra preciosa; tiene mucho significado. Hay mucha belleza, no en la palabra misma sino en el significado detrás de la palabra.

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