
Nos encontramos en un momento crítico de la historia de la Tierra, un tiempo en el que la humanidad tiene que elegir su futuro. Conforme el mundo deviene más interdependiente y más frágil, el futuro contiene a la vez un gran peligro y una gran promesa.
La nueva economía, que ha surgido a partir de la revolución, debida a la tecnología de la información de las tres últimas décadas. Se estructura en gran parte en torno a red de flujo financiero.
Unas sofisticadas tecnologías de la información, y la comunicación permiten al capital financiero moverse rápidamente, por todo el globo en incesante búsqueda de oportunidades de inversión.
Esta economía es tan compleja y turbulenta que desafía el análisis en términos económicos convencionales. Lo que en realidad tenemos es un casino global manejado electrónicamente. Quienes juegan en este casino no son oscuros especuladores, sino importantes bancos de inversión, fondos de pensiones, empresas multinacionales y fondos de inversión organizados, precisamente, con finalidad de manipulación.
Lo cual significa que la globalización económica ha excluido sistemáticamente de los negocios todas las dimensiones éticas. En estos últimos años, académicos y líderes de comunidades han discutido extensamente los impactos sociales y económicos de la globalización. Sus análisis muestran que la nueva economía está produciendo multitud de consecuencias dañinas interconectadas.
El gran reto del siglo XXI será cambiar el sistema de valores, que subyace a la economía global. Para hacerla compatible con las demandas de la dignidad humana y la sostenibilidad ecológica. De hecho, el proceso de transformación de la globalización ha comenzado ya.
Después de todo, las amenazas a las que nos enfrentamos son, en su opinión, síntomas de una enfermedad cultural y espiritual que aflige a la humanidad. Hay una patología inherente al sistema que actualmente domina y explota nuestro mundo.
Se identifica a la pobreza con la desigualdad, el agotamiento de la Tierra. Y el envenenamiento de la vida como síntomas principales de esta patología. Y observan que las mismas fuerzas e ideologías que explotan y excluyen a los pobres están devastando toda la comunidad vital terrestre.
En este libro, la búsqueda de la sabiduría necesaria para cambiar de una sociedad obsesionada con el crecimiento. Y el consumo material ilimitados a una civilización sustentadora de la vida comprende dos pasos principales.
El primero de estos pasos es la comprensión de los obstáculos muy reales que se interponen en la vía de la transformación liberadora.
El segundo es la formulación de una cosmología de la liberación: una visión del futuro, tal como dice Thomas Berry, grandemente fascinante como para que nos sostenga en la transformación del proyecto humano que actualmente está en marcha.
