
El sendero del Dharma lo lleva a través de varios temas para aclarar cualquier inquietud que pueda tener; relacionado con el dharma y el karma, mente dual y no dual.
Algunos hábitos de comportamiento que nos hacen reaccionar de una forma u otra son simplemente creados por nuestra mente. Los condicionamientos psicológicos o genéticos llevan a un encadenamiento mental que termina en un tipo peculiar de comportamiento: tal como sean los hábitos mentales así es el hombre.
El ser humano está agotado de pensar y recordar. Su primitiva lógica dual lo hace prisionero de conceptos, juicios y pareceres propios y ajenos.
El individuo se asfixia ante la imposibilidad de mantener un instante de calma mental, de silencio interior. Ante la imposibilidad del control de sí mismo, escoge entonces una anecdótica salida: su propia inconsciencia. Cree que vive, pero no es así; duerme todo el tiempo, sumido como espectador sin control en la ensoñación de un mundo que aparece ante sus ojos.
Vive de lo que fue o de lo que será. Pocos son los instantes donde se siente vivo en el presente, en el “aquí y el ahora”. Pide afanosamente a gritos ayuda para encontrar una acción que lo haga sentirse vivo pero no lo consigue; tan sólo la recuerda o imagina
Entre otras cosas, este libro: El sendero del Dharma, intenta analizar y aclarar algunos de los conceptos que utiliza la terminología oriental; para referirse a los temas antes mencionados. Los términos karma, samsara, guna y más.
La aparición de estos nuevos conceptos en el pensamiento humano occidental ofrece herramientas profundamente interesantes en el acto de comprender la naturaleza humana, lo que nos lleva a una nueva comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.
En esta fascinante obra, el autor nos muestra formas de convertir la acción en un medio de liberación. Sesha detalla audazmente las consecuencias de las ideas de «hacer el bien» para otros enfoques humanistas y científicos. Al final, es un resumen de la libertad.
Normalmente, el hombre vive encadenado a través de sus acciones, porque hace de sus acciones un trampolín hacia un futuro donde seguirá existiendo como individuo. La educación inadecuada hace que nos proyectemos continuamente a través de las acciones que realizamos.
De esta manera, vivimos añorando lo que no hemos experimentado. Los sueños, las aspiraciones, los deseos se convierten en fuente de acción personal. Vives por un futuro incierto que aún no existe. Hacerlo conduce a una indeseable continuidad de la presencia del ego. Por esta razón, a menudo se dice que las personas están encarceladas debido a su karma.