El ojo de la mente, PDF, reflexiones sobre el alma

El ojo de la mente, PDF, reflexiones sobre el alma

La idea de que lo que somos no es simplemente un cuerpo vivo les parece a muchos poco científica, a pesar
de su antigua tradición en el concepto del alma, o espíritu. El alma, podríamos argumentar, no tiene lugar en la ciencia y nunca podría integrarse a la visión del mundo científico.

La ciencia nos enseña que no existe algo llamado alma. Hemos dejado de creer en brujas y fantasmas, gracias a la ciencia, y la idea sospechosa de que un alma habita nuestro cuerpo el alma dentro de la máquina no tardará en expirar.

Pero no todas las versiones de la idea de que somos algo diferenciado en nuestro cuerpo puramente físico son tan vulnerables al ridículo y a la refutación. Algunas versiones, como veremos, florecen de hecho en el jardín mismo de la ciencia.

Nuestro mundo está lleno de dudas que no son ni misteriosas ni fantasmagóricas, simplemente construidas con los ladrillos de construcción de la física. ¿Creemos en las voces? ¿En los cortes de pelo? ¿Existen tales cosas? ¿En qué consisten? ¿Qué es, en el lenguaje del físico, un agujero? No nos referimos al exótico agujero negro, sino al simple agujero de un pedazo de queso.

¿Qué hace de nosotros, nosotros mismos, y cuáles son nuestros límites? Parte de la respuesta parece obvia: yo soy un centro de conciencia de mí mismo. ¿Pero qué es conciencia de mí mismo?

Por una parte, ¿Qué puede ser más cierto o más manifiesto para cada uno de nosotros, que el hecho de que somos sujetos de experiencia. Experimentadores de percepciones y sensaciones, objetos del dolor, depositarios de ideas, y de liberadores conscientes?

La conciencia es tanto lo más obvio como lo mas misterioso en nuestra mente. ¿Cómo pueden los cuerpos físicos dentro de un mundo físico producir tal fenómeno? Por otra parte, ¿Qué es la conciencia?

En primer lugar, los casos particulares de magnetismo. Fotosíntesis o digestión son en principio, igualmente accesibles a cualquier observador provisto del instrumental adecuado. Mientras que cualquier caso particular de conciencia parece tener un observador favorecido, o privilegiado. Cuyo acceso al fenómeno es enteramente diferente y mejor que el que tiene otra persona cualquiera, cualquiera sea el instrumental que esta persona posea.

Por esta razón y por otras, no sólo no existe hasta el presente una teoría satisfactoria sobre la conciencia. Sino que tampoco contamos siquiera con una descripción libre de controversia, y de carácter pre-teórico del supuesto fenómeno. Algunos han llegado a negar que exista nada susceptible de llevar el nombre que consideramos.

Lo que se requiere no es mayores elementos de juicio, mayor cantidad de datos experimentales y clínicos, sino un planteo nuevo y cuidadoso de las premisas que nos llevaron a suponer que existe un fenómeno único y familiar, la conciencia refleja, que satisface todas las descripciones autorizadas por nuestra acepción cotidiana del término.

Por lo tanto, el concepto vulgar de conciencia parece basarse en dos grupos diferenciados de consideraciones que podemos encasillar aproximadamente dentro de las expresiones desde el interior, y  desde el exterior.

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