
El más fantástico reto del ser humano es vivir más despierto. El desafío más colosal, hallar la paz interior. El logro más provechoso, la claridad mental.
El sosiego conduce a la lucidez de la mente; la lucidez de la mente desemboca en el sosiego. Éste es una energía que no se halla sino en nuestro interior.
Lucidez y sosiego son los dos puntales de la clara comprensión, aquella que carece de pantallas y filtros mentales, hace la visión más libre y con más brillo, vitalidad e intensidad, sin enmascararla tras deseos o antipatías.
Abundan los temores: miedo a la vida y a la muerte, a la soledad y a la compañía, a nosotros mismos y a los demás; recelo a ser desaprobado, examinado, despreciado o desconsiderado.
Pánico a no satisfacer las expectativas propias o ajenas, a no encajar en los modelos o descripciones de los demás, o a no estar a la altura de nuestro Yo idealizado; temor a lo nuevo, a los puntos de vista de otras personas, a lo transitorio o extraño.