
Las dos cosas más importantes que nos quiere enseñar el libro de Job son: Primero, cómo debemos comportarnos cuando Dios nos manda sufrimientos. Segundo, que Dios es Dios. Esto significa que sigue siendo el Dios que infunde temor.
Él nos tiene en sus manos, nosotros nunca le tenemos en las nuestras; bueno, una vez el hombre tuvo a Dios en sus manos, pero sólo una vez. Cuando el Hijo de Dios se entregó voluntariamente en las manos del hombre.
El libro de Job trata de la siguiente cuestión: ¿Pueden venirles desgracias también a los justos de parte de Dios? Job está convencido y defiende que Dios puede hacer sufrir a los justos sin causa. Sólo para su gloria, tal y como testifica Cristo en Juan 9:3 del ciego de nacimiento.
Sus amigos, por el contrario, no están de acuerdo, haciendo interminables discursos para justificar a Dios. Sosteniendo que Dios no castiga a ningún justo y si castiga, es que el justo ha tenido que haber pecado.
En el libro de Job, vemos cómo la providencia de Dios; permite el sufrimiento en la vida de uno de sus siervos más honrados. Para probar su fe, ejercitar su paciencia, humillar su orgullo y confianza en su propia justicia, y para aumentar su piedad.
Aquí aprendemos, que los sufrimientos que Dios envía, y decreta sobre su pueblo, obedecen a sabios y buenos propósitos. Y que no los dejará bajo estos sufrimientos, sino que quebrantará a Satanás debajo de sus pies.
El final del libro es lo que nos hace comprender su mensaje. Y eso es: Esperanza en el sufrimiento pero esperanza en el sentido del Nuevo Testamento, que significa: certeza de la gloria venidera. El final del camino de Dios es más grande que el principio y más grande que cualquier cosa que pueda suceder en el camino.
Todo lo que Job experimentó en su tiempo, y bajo sus condiciones, fue escrito para las personas de todos los tiempos posteriores. Y de todos los lugares para su enseñanza (Ro 15:4).