El Fabuloso Mundo del Dinero y la Bolsa, PDF

Desde Aristóteles a Juan Pablo II, pasando por Marx, los pensadores han repetido; siempre y con pasión, la pregunta ¿La ambición y la posesión de dinero están moralmente justificadas?
Todo depende de la postura filosófica de cada uno. Una cosa es segura, los placeres de hacer dinero y la inclinación a tener más; no siempre pueden ser del todo morales, pero son absolutamente necesarios para el progreso económico.
Es natural que la gente quiera poseer dinero. El dinero ayuda a ganar independencia y comodidad, trae pequeñas alegrías y satisfacciones, y muchas veces ayuda a mantener una buena salud. Para la mayoría de los seres humanos que no tienen dinero, ganar dinero es una necesidad diaria. Para otros, significa diversión
Los especuladores bursátiles viven casi en una verdadera embriaguez; cuando el dinero se gana con ideas, que han demostrado ser validas contra la opinión de los demás, satisfacción de haber ganado con justicia; es para el jugador de Bolsa una alegría aún mayor que el dinero en si. Muchos son los que ven un placer en gastar alegremente el dinero y, en consecuencia; se ven sometidos a la necesidad de ganar cada vez más.
Los intelectuales y los artistas, junto a la ventaja práctica de ganar dinero; encuentran satisfacción en ello porque el dinero significa la confirmación oficial de su éxito. Hay pintores, escritores y músicos que nacieron ricos. Para ellos su gran placer es, por lo tanto, pintar, escribir o componer y, además, cobrar por ello sus buenos honorarios.
Naturalmente, algunas personas renuncian a las victorias morales y al reconocimiento de sus méritos por el placer de sumar dinero, independientemente de las razones y los medios. Para tales personas, el dinero es como agua de mar para el sediento, y cuanto más sal beben, más sed sienten, como ya decía Schopenhauer.
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