
Si hemos de ser rebeldes que sea contra nuestros propios errores.
La rebeldía materialista en la cual se escudan muchos para hacer daño, nada tiene que ver con esa rebeldía que nos impulsa a querer ser mejores, a no conformarnos con la vana felicidad que ofrece este mundo.
«Hay algo de vena rebelde en todos nosotros. Casi siempre está latente, pero algunas veces se incita a expresarse. Si se nutre y dirige con sabiduría y compasión, puede ser una fuerza positiva que nos libere del miedo y la ignorancia. Sin embargo, si se manifiesta neuróticamente, llena de resentimiento, ira y egoísmo, puede convertirse en una fuerza destructiva que nos dañe tanto a nosotros como a los demás».
«Hay un rebelde dentro de ti. Es la parte tuya (la voz de tu propia mente despierta) que ya sabe cómo liberarse del miedo y la infelicidad. Tu buda rebelde es la inteligencia aguda y clara que opone resistencia al statu quo. Te despierta de la aceptación soñolienta de tu realidad cotidiana y te muestra el poder de tu naturaleza iluminada. Es la energía vibrante y profunda que te impulsa a buscar la verdad».