
La salud perfecta es el objetivo de la sanación espiritual. Ese objetivo no se logra de una vez por todas y después se puede olvidar.
La sanación es más bien un proceso permanente. O nos desplazamos en dirección a la salud, o nos desplazamos en dirección a la enfermedad.
Esa idea pone en evidencia cuan importante es que cada uno asuma la responsabilidad individual por la propia salud. En el campo de la salud nunca hay lugar para una cómoda auto satisfacción, ya que el ser humano no se encuentra jamás en un estado estático invariable.
Hay influencias negativas del entorno que nos conducen en dirección a la enfermedad, y hay influencias positivas que nos guían en dirección a la salud. El sanador está siempre consciente de eso y por eso se empeña en modificarlo negativo y reemplazarlo por algo positivo. Él tratará de producir la sanación en todos los planos.
La enfermedad es una oscilación del péndulo en dirección al polo negativo, que causa un disturbio al sacar a las personas del equilibrio. Existe una conexión directa entre los agobios que perturban la salud y el equilibrio en la vida del ser humano y la aparición de síntomas corporales.
Se han hecho exámenes del estrés que proviene de cambios drásticos de las condiciones de vida; se demostró que por medio de éste se origina un agobio perceptible para la salud.