Descubre tu poder interno, conoce una manera de vivir que te haga más fuerte y feliz como Dios te creó a ti. Un libro para que cada uno de nosotros descubra lo que en realidad somos capaces de hacer.
Ha llegado el momento, en que todos los hombres dejen la estéril búsqueda del mundo en la circunferencia del ser. Y comiencen una valerosa búsqueda, hacia el espacio interno.
En su búsqueda del cáliz sagrado el hombre lo ha escudriñado todo y en vano, pero no ha buscado dentro de sí mismo. Ocasionalmente, surgía un profeta que hablaba del mundo interno.
Las páginas de la historia cuentan sobre los maestros místicos que lo encontraron y las subsiguientes religiones que lo perdieron.
Los problemas graves que la humanidad encara hoy pueden resolverse. Sin embargo, la solución tiene que ser espiritual, porque los materiales y las intelectuales ya se han probado y no han dado resultados.
Este ha sido el papel histórico de la religión, pero, según hemos señalado. Las religiones han fracasado históricamente en despegar del suelo en términos de la búsqueda del mundo interior.
A través de los años, el hombre ha estado tratando por cualquier medio concebible de lograr felicidad y seguridad. Es infinita la variedad de proyectos que ha diseñado para producir felicidad cambiando las condiciones externas, mientras el hombre interno permanece inalterado.
Ahora sabemos que la naturaleza de nuestro ser es tal, que las condiciones externas sólo pueden ser modificadas por un cambio de conciencia. Y este cambio de conciencia es “la puerta estrecha” y el “camino angosto” del que hablaba el señor Jesucristo.
El pintor francés Daumier era criticado por sus amigos porque. Con todo el talento que tenía, se había resignado al tipo de trabajo que se vendía rápidamente. Pero un buen amigo suyo, también un pintor notable, lo aturdió con la pregunta: ¿Y qué si esa época es la equivocada?
Esta pregunta es un reto para la gente de hoy. La excusa por la conducta, por la ética dudosa, o por la indolencia en el trabajo. Es en efecto la misma frase: después de todo, uno tiene que adaptarse a la época.
¿Cuántos jóvenes caen en el vicio de fumar, y beber licor y otras complacencias, sencillamente porque “todo el mundo lo hace?. Y cuántos padres aceptan pasivamente estas cosas en las vidas de sus hijos, justificándose al decir: ¿Qué se va a hacer? Así es como están las cosas hoy en día.
Muchas gracias por esta publicación, tan adecuada para los tiempos que está atravesando la humanidad en la actualidad.
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