Cuidado, Manipulador a la vista, PDF

Hay tantas variedades de comportamientos manipuladores que si pensaras tan solo unos segundos en todos ellos probablemente te asaltara una migraña de proporciones cósmicas. Y si luego te das cuenta de que en verdad puedes hacer muy poco por cambiar a esas personas, te deprimirás tanto que hasta perderías la fe en el mejoramiento humano.
Entonces, si tienes que enfrentarte a personas manipuladoras que tienen años de experiencia en estas lides y que no piensan cambiar su actitud solo porque a ti no te guste, la única alternativa que tienes es aprender a manejar sus comentarios y actitudes.
Precisamente, este libro va dirigido a aquellas personas que están desesperadas porque se han convertido en la marioneta de alguien. A esas personas que sienten que su vida se les escapa de entre las manos porque otro ha tomado el control.
En verdad, la culpa es uno de los sentimientos más negativos que podemos experimentar porque nos hace sentirnos indefensos y nos paraliza. Por eso es la herramienta perfecta de los manipuladores, es la carta que siempre tienen escondida bajo la manga.
La culpa es la distancia que existe entre lo que queremos y lo que deberíamos querer, entre lo que hicimos y lo que deberíamos haber hecho.
Sin embargo, la culpa no surge cuando percibimos esta distancia, esta disonancia entre lo que hemos hecho y las expectativas de los demás. La culpa realmente nace cuando asumimos las expectativas de los otros, cuando hacemos nuestro su sistema de valores y nos medimos con su propia vara.
Es ahí donde nace verdaderamente la culpa, esa que se convierte en un sabotaje contra nosotros mismos, en una cadena perpetua que debemos arrastrar por toda la vida o durante gran parte de esta.
Precisamente, la tarea de los manipuladores es arrastrarte hacia su sistema de valores, hacia su forma de comprender el mundo para que te midas según su vara.
Adentrarse en la psiquis de las personas manipuladoras es importante ya que, aunque no la vayamos a cambiar, al menos la podremos comprender y estar atentos a sus movimientos. Una de las principales características de los manipuladores es que tienen un pensamiento demasiado centrado en sí mismo.
Normalmente los manipuladores tienen una baja autoestima, creen que no son lo suficientemente importantes o capaces como para conseguir lo que se proponen por las vías convencionales, o sea, sustentándose en argumentos lógicos y en el diálogo constructivo.
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