Cómo evitar la vulgaridad y la pornografía: consejos cristianos

Una imagen de una Biblia abierta simboliza como vencer las vulgaridades y pornografía

La vulgaridad y la pornografía son dos fenómenos que pueden dañar nuestra vida espiritual y alejarnos de Dios. Si deseas evitarlos y superarlos, en este artículo encontrarás algunos consejos prácticos desde una perspectiva cristiana. Aprenderás qué son la vulgaridad y la pornografía, por qué son perjudiciales y qué puedes hacer para evitarlos. También compartiremos algunas citas bíblicas que te inspirarán a vivir con pureza y santidad.

Qué son la vulgaridad y la pornografía

La vulgaridad se manifiesta a través del uso de palabras o expresiones groseras, ofensivas o indecentes, denotando falta de respeto, educación o sensibilidad. Puede presentarse en forma verbal, escrita o gestual, y ocurre en diversos ámbitos de la vida social, como la familia, el trabajo, la escuela o los medios de comunicación.

La pornografía, por otro lado, consiste en la representación explícita de actos sexuales con el propósito de provocar excitación erótica en el espectador. Se difunde a través de medios visuales, auditivos o literarios, como el cine, la televisión, internet o las revistas.

Estos fenómenos no son nuevos y han existido desde tiempos antiguos. Sin embargo, en la actualidad, se han intensificado y extendido debido al desarrollo tecnológico y a la pérdida de valores morales en la sociedad.

Por qué son perjudiciales las vulgaridades y la pornografía

Una imagen de un corazón roto simboliza el daño que causa las vulgaridades y pornografía

Las vulgaridades y la pornografía son perjudiciales porque atentan contra la dignidad humana, que ha sido creada a imagen y semejanza de Dios. Al usar o consumir vulgaridades y pornografía, nos deshumanizamos y nos convertimos en meros objetos de placer, ignorando el valor sagrado de nuestra sexualidad y persona.

La sexualidad es un don de Dios que nos permite expresar nuestro amor y participar en su obra creadora. Está destinada a vivirse dentro del matrimonio, como un signo de entrega mutua y apertura a la vida. La sexualidad abarca una dimensión física, afectiva y espiritual que debe ser integrada y respetada.

Las vulgaridades y la pornografía distorsionan el verdadero significado de la sexualidad y la reducen a un mero instrumento de satisfacción egoísta. Nos hacen perder el sentido del pudor, que es el respeto por nuestro cuerpo y el de los demás. Nos olvidan que somos templos del Espíritu Santo y que estamos llamados a glorificar a Dios con nuestro cuerpo.

Además, las vulgaridades y la pornografía nos impiden vivir la virtud de la pureza, que consiste en ordenar nuestros deseos sexuales según el plan de Dios. La pureza nos ayuda a amar con respeto, fidelidad y generosidad, tanto a nosotros mismos como a los demás. Nos acerca a Dios y nos hace partícipes de su santidad.

La falta de pureza nos aleja de Dios, nos impide crecer en nuestra vida espiritual y nos lleva al pecado. También nos priva de la gracia divina, nos hace perder la paz interior y genera sentimientos de culpa, vergüenza o vacío.

Qué puedes hacer para evitarlas

Una imagen de una persona orando

Si deseas evitar las vulgaridades y la pornografía en tu vida cotidiana, te sugerimos seguir estos pasos:

  • Identifica las causas: reflexiona sobre qué te lleva a usar o consumir vulgaridades o pornografía. Puede ser por curiosidad, aburrimiento, soledad, estrés, presión social, etc. Reconoce tus debilidades y necesidades insatisfechas. Pregúntate: ¿Qué siento antes, durante y después de usar o consumir vulgaridades o pornografía? ¿Qué busco o espero al hacerlo? ¿Qué me impide dejarlo? ¿Qué consecuencias tiene en mi vida?
  • Evita las ocasiones de pecado: aléjate de personas, lugares o situaciones que te puedan inducir a usar o consumir vulgaridades o pornografía. Por ejemplo, cambia de canal si hay un programa indecente, no ingreses a páginas web inmorales, no leas libros o revistas obscenas, etc.
  • Recurre al arrepentimiento sincero: reconoce ante Dios tu pecado con dolor, humildad y confianza. Pídele perdón y proponte no volver a pecar con su ayuda. El arrepentimiento sincero te devuelve la amistad con Dios y te abre a su misericordia.
  • Lee la Palabra de Dios: aliméntate de la Biblia, que es la palabra inspirada por Dios y te revela su voluntad y su amor. La Palabra de Dios te ilumina, fortalece y guía en tu camino espiritual. Muestra el modelo de Jesucristo, quien vivió la pureza en plenitud. Algunas citas bíblicas que puedes leer son: Mateo 5:8; 1 Corintios 6:18-20; Filipenses 4:8; Colosenses 3:5; 1 Tesalonicenses 4:3-8.
  • Ora, alaba, adora y sirve a Dios: comunica con Dios en todo momento, dándole gracias, pidiéndole ayuda, alabándole por sus obras y adorándole por su grandeza. Sirve a Dios con tus dones y talentos, poniéndolos al servicio de los demás. Así honras a Dios con tu cuerpo y alma.
  • Practica la disciplina: ofrece a Dios pequeños sacrificios voluntarios que te ayuden a dominar tus impulsos y purificar tu corazón. Por ejemplo, ayuna, abstente de algún gusto o capricho, haz alguna obra de amor, etc. Estos actos de disciplina te ayudan a crecer en el dominio propio y la generosidad.
  • Busca el apoyo de otros: cuenta con la ayuda y el consejo de un líder espiritual, pastor o amigo que te pueda orientar y acompañar en tu camino. Participa en grupos o comunidades cristianas que te ofrezcan formación y fraternidad cristiana.

En resumen:

Estos son algunos consejos que puedes seguir para evitar las vulgaridades y la pornografía en tu vida. No es una tarea fácil, sino que requiere esfuerzo, constancia y confianza en Dios. Pero vale la pena, ya que así podrás experimentar la alegría y la libertad de los hijos de Dios.

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