El amor que Dios nos ha regalado con tanta generosidad es un precioso don que debe ser apreciado cada día. El amor no se trata simplemente de sentimiento, sino que es un principio compartido por todos los creyentes. Está más allá del juicio humano y, al ser guiados por el Espíritu Santo, podemos amar profundamente a Dios y a nuestros semejantes como a nosotros mismos. Somos bendecidos de tener este hermoso don de amor para ayudarnos en nuestro viaje espiritual.
Cuando estás considerando el matrimonio, es vital que pese todos los sentimientos y emociones involucradas. Es fundamental tener una clara comprensión de tu pareja y sus sentimientos, incluyendo sus cualidades, personalidad y rutinas.
Si la persona con la que sales constantemente demuestra compasión por los demás, buenos hábitos de trabajo e integridad, entonces es una gran señal para dar un paso al siguiente nivel.
La otra persona también debe ser consciente de las realidades del matrimonio: compromiso financiero, responsabilidad global y constante comunicación. Estas son solo algunas sugerencias útiles para aquellos que están considerando casarse; sin embargo, siempre es importante pensarlo cuidadosamente antes de tomar la decisión.
Este es simplemente un material que intenta contribuir al diálogo y confraternidad saludable entre los jóvenes que piensan conocerse más para lograr constituir un hogar.
Un niño agredido se convertirá en un adulto agresor, el niño violentado se volverá un adulto violento. El niño tratado con violencia puede convertirse en un padre irritable, menos cariñoso o más agresivo. Un niño tratado con violencia puede convertirse en un adulto que trate con violencia a su esposa o a sus hijos.
Cuando la persona deja su egocentrismo y observa a otras unidades familiares saludables y al compararse, comprende que el estilo de crianza en el que creció no fue el mejor, y decide cambiar. Esto es, se expone a los sistemas familiares saludables para aprender cómo funcionan y asumir nuevos modelos que le sirvan para poner en práctica cuando sea padre, o madre de familia.
Lamentablemente, muchas veces nos olvidamos de honrar al Señor en nuestro hogar. La palabra de Dios es clara respecto a la importancia de vivir con templanza y piedad: no podemos adorarlo eficazmente sin primero poner en práctica sus principios en nuestro círculo íntimo.
Cada uno de nosotros somos responsables de ofrecer a los otros, y especialmente a aquellos que viven bajo el mismo techo, el ejemplo más puro y honesto para servir al Señor.
Muchas veces los fracasos familiares limitan la influencia que debiéramos tener en la iglesia; por lo tanto, debemos recordar siempre que aquello que practicamos en casa también se expande más allá de sus puertas.
Es muy importante que las familias asuman su liderazgo como formadoras de nuevas familias. La influencia de la familia se ejerce no sólo sobre los hijos, sino también sobre los jóvenes con los que se relacionan.
Fuente: Yvan Balabarca Cardenas, eBook, 20 preguntas que debes formular a tu novio antes de casarte.