
Vale la pena ser conscientes de cómo miramos el mundo y ser cuidadosos con nuestra mirada, porque el mundo acaba siendo como lo miramos.
En realidad nuestras creencias acaban aconteciendo realidades; es decir, lo que creemos tiende a ser lo que creamos si somos capaces de ver el mundo como un lugar de posibilidades extraordinarias; donde hay muchas cosas por hacer un, universo lleno de oportunidades que se pueden traducir en soluciones que mejoren la vida de miles de millones de personas que tanto lo necesitan; y trabajamos con buen criterio y eficacia para aplicar tales soluciones de una manera distinta, que aporte valor añadido diferencial y beneficio para todos, la prosperidad tiene muchas posibilidades de materializarse.
Cada uno de nosotros construye la realidad en la que cree, y es que la realidad no es lo que ocurre en el exterior; lo que ocurre dentro de nosotros y, en definitiva, para cada uno de nosotros solo es posible lo que somos capaces de imaginar. Conviene prestar atención a cómo miramos el mundo, porque será exactamente como lo miremos. Este es un punto de partida muy importante que debe tener en cuenta cualquiera que se salga en busca de éxito.